Uno de nuestros servicios principales es el de la realización de peritaje psicológico o informes periciales, especialmente realizamos peritajes psicológicos de guarda y custodia.

Es cierto que hay muchos más tipos de informes psicológicos periciales (incapacitación, violencia de género, abusos sexuales…),  pero,  entre el 80% y el 90% de los casos que llegan a manos de un psicólogo jurídico versa sobre procedimientos de guarda y custodia y/o régimen de visitas y su seguimiento.

¿Por qué sucede esto (peritaje psicológico)?

Cuando no se llega a un acuerdo entre los progenitores, es común que en  un divorcio contencioso se requieran los servicios de un psicólogo para que valore qué es lo mejor para el menor o los menores. También sucede cuando sí que se ha llegado a un acuerdo entre los progenitores, que se suele ver plasmado en un pacto de convivencia familiar, pero, pasado el tiempo, una de las partes demande la custodia porque han cambiado las circunstancias, porque la relación entre las partes ha empeorado…

También es común que si el Juez sentencia un cambio en la custodia o determina un régimen de visitas, solicite un seguimiento por parte de un psicólogo para asegurarse de que el menor se encuentra bien adaptado a tal circunstancia.

Estas son, de manera resumida, las causas más comunes por las que se demanda un peritaje psicológico en casos de derecho de familia

Entonces, ¿Cuál es nuestra labor?

Un psicólogo forense, en estos casos, debe valorar al núcleo familiar de manera individual, es decir, valorará la visión de la situación de cada progenitor, su personalidad, sus capacidades y habilidades parentales, la adaptación psicológica del menor o menores implicados y su percepción de la situación.

Con los datos obtenidos de todo el proceso, genera un juicio acerca de qué es lo mejor para el menor.

¿Cómo trabajamos en Mariva Psicólogos?

A menudo, quién se ve inmerso en un procedimiento de este tipo, acude a nuestra consulta un tanto perdido sobre qué es lo que se va a hacer. Hemos de tener en cuenta que, generalmente, somos designados por la Administración de Justicia, a través del Colegio de Psicólogos o porque su abogado se ha puesto en contacto con nosotros, es muy raro el caso en que sea el interesado el que contacte directamente en busca de estos servicios, ello genera más dudas a la persona que ha de someterse a esta evaluación.

Por ello, os comentamos unas máximas que siempre seguimos:

• Nosotros siempre evaluamos a cada miembro familiar por separado.
  • Se entenderá mejor este hecho si recordamos que las relaciones suelen estar deterioradas si se ha llegado a este punto, además , la persona ha de sentirse libre para responder y estar a solas es fundamental.
• No se realiza terapia familiar.
  • Ya que esto es algo diferente, se ha de separar la labor que se realiza como psicólogo clínico a la que se realiza como psicólogo judicial, siendo muy diferentes una labor terapéutica que una evaluativa en ámbito forense.
• Realizamos una entrevista y estudiamos las pruebas de personalidad correspondientes.
  • La decisión se toma en base al conjunto de datos
• Las pruebas psicométricas, los tests, han de contestarse siendo lo más sincero posible.
  • No es un examen que hayas de aprobar , así que no hay unas respuestas buenas o malas, pero, si mientes, has de saber que el test posee unas escalas para detectarlo y que jugará en tu contra si este test sale nulo o se refleja que has mentido.
• Tampoco vale la pena que mientas en las entrevistas.
  • Ten en cuenta que un psicólogo forense está curtido en este sentido, nunca va a creer de primeras lo que le cuentas ya que conoce que tienes intereses en juego, por ello, se muestra alerta y es muy fácil que detecte tus mentiras, además , evalúa a cada miembro familiar y tu versión puede contradecirse con la del resto de personas o lo que pretendes mostrar en la entrevista puede no estar en consonancia con las pruebas de personalidad. Se valora mucho más que te muestres sincero.
• No adoctrines a los menores.
  • Suele ser muy sencillo para un psicólogo forense detectar cuando uno de los padres o ambos le han dicho a sus hijos lo que han de decir, lo cual, es algo muy negativo de cara a la evaluación del progenitor. Deja que sean libres en sus respuestas.
• No te asustes porque el psicólogo «te interrogue», parezca desconfiado o se muestre distante… es lo normal en un proceso de evaluación en el que ha de primar la rigurosidad, la objetividad y obtener la mayor información posible.
  • Por el contrario, desconfía si te aconseja en exceso y realiza además de una evaluación una intervención.
• Procura mostrarte colaborativo.
  • Que acudas a las sesiones enfadado, poco hablador, a la defensiva… dificultará la evaluación y generará una impresión negativa.
• Ten en cuenta que es un proceso algo largo.
  • Todo proceso judicial es bastante «pesado», los periciales requieren evaluar a cada miembro, que ha de acudir a la consulta para ello de 2 a 4 veces, tras esto, el psicólogo revisa sus anotaciones, interpreta las pruebas de personalidad y redacta el informe, lo presenta en instancias judiciales y de allí se da traslado a los abogados correspondientes. Por todo ello el tiempo de realización de un informe es mínimo de 1 mes.

En definitiva, se busca qué es lo mejor para el menor o menores implicados, por ello, es necesario que seas sincero y colaborativo.

El psicólogo no pretende enjuiciarte, pretende evaluar cuál es la mejor opción, además, recuerda que no somos nosotros quién decidimos en última instancia, nosotros recomendamos a los tribunales lo qué pensamos, en base a todos los datos, qué es lo más acertado.