Hábitos y tics nerviosos

En cuanto al tratamiento psicológico suele combinarse con tratamiento y se basa en la técnica de inversión del hábito. Incluye lo siguiente:

• Autorregistros: la persona o la familia (para niños muy pequeños) anota cada vez que tiene un tic o el hábito nervioso durante unos días para aumentar la consciencia y ver de qué forma interfiere en su vida.
• Revisión de los inconvenientes: se hace ver la afectación que tiene el hábito nervioso en la vida de la persona, incluyendo las sensaciones de no poder controlarlo, la frustración, etc.
• Detectar los hábitos: se le pide a la persona que intente realizar los hábitos de forma minuciosa y lenta y describirlos para que sea consciente de cada movimiento, de cuándo suele comenzar, cuál suele ser el “ritual”, lo que lleva a ser más consciente de cuándo se está teniendo el hábito.
• Identificar las sensaciones y situaciones asociadas al hábito: consiste en identificar lo que precede al hábito nervioso. Si la persona es capaz de detectar las señales será más fácil controlarlo. Incluye también detectar en qué situaciones le sucede más, ante qué personas, etc.
• Relajación: consiste en enseñar técnicas de relajación para mejorar el nerviosismo y las sensaciones asociadas al hábito.
• Reacción incompatible: se basa en tener una reacción que sea incompatible con el hábito. Por ejemplo en el caso de morderse las uñas sería tener las manos ocupadas para que no estén disponibles o cerca de la boca. Se practica esto hasta que se automatice.
• Apoyo social: es muy importante que el entorno de la persona sirva como un refuerzo cada vez que ésta consigue controlar el hábito y que a su vez sea capaz de avisarle cuando esté teniendo el hábito, para ayudarla a controlarlo.