¿Qué es una fobia?
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) una fobia es un miedo intenso que se desencadena por la presencia o la anticipación de algún objeto o situación específica. Por ejemplo: animales, lugares, alturas, oscuridad, etc.
En el caso de los niños este miedo que sienten se puede expresar con llantos, rabietas, quedarse paralizados o aferrarse a una persona cercana.
¿Son todos los miedos, fobias?
Lo cierto es que para que a un miedo se le considere fobia, éste debe ser muy intenso, debe producir una ansiedad “desproporcionada” al peligro real que plantea ese objeto o situación y, debe causarle a la persona un malestar que sea significativo. Es decir, ese miedo debe implicarle algún grado de dificultad en su adaptación a las situaciones de su vida diaria.
Los temores excesivos son bastante comunes entre los niños pequeños, pero son generalmente transitorios y sólo afectan ligeramente, por lo que se consideran propios del desarrollo.
En este caso, los miedos evolutivos se dan a edades iniciales y todos los niños y niñas pasan por ellos. Por ejemplo miedo a la oscuridad. Estas fobias suelen remitir de forma natural sin necesidad de intervención, pero si se mantienen con los años es importante estar atentos y realizar intervención psicológica cuando sea necesario.
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¿Cómo es su tratamiento?
El tratamiento psicológico para las fobias se basa principalmente en las siguientes técnicas:
- Exponernos a aquello que tememos: esto se trata de lo comúnmente llamado “enfrentarte a tus miedos”. La persona, junto al psicólogo, irá enfrentándose a diferentes situaciones o al objeto temido de forma progresiva y controlada.
- Terapia cognitiva: en ocasiones para poder enfrentarnos a aquello que tememos primero debemos tener bajo control nuestros pensamientos de “peligro”. Junto al psicólogo lo que se hace es tratar de cambiar los pensamientos amenazantes por otros más realistas. Por ejemplo si en el miedo a volar en avión una preocupación es “tendremos un accidente y moriremos” ese pensamiento se trabaja y se intenta cambiar por otro más ajustado a la realidad, por ejemplo: “el avión es el transporte más seguro”.
- Control de sensaciones corporales: a pesar de que la exposición es el elemento principal, se entrena a la persona a que pueda controlar la respiración para permanecer en la situación fóbica, así como en ocasiones a que pueda controlar la tensión y rigidez corporal para no huir ni escapar.
- Dejar de evitar las situaciones u objetos temidos de forma progresiva. También deben eliminarse todas las conductas que realiza la persona con el fin de evitar aquello que teme. Por ello se van eliminando estas conductas que la persona hace para sentirse más segura pero que a la larga solo mantienen su miedo.
En el caso de los miedos evolutivos no hay que realizar un tratamiento en sí, ya que irán disminuyendo de forma natural. Sí pueden darse algunas pautas a los padres y madres para comprobar que el proceso sigue su curso. Si éstos se agravan se trabajan del mismo modo que las fobias específicas.
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