¿Cuál es la solución?

Para empezar a ponerle solución, la terapia que se propone desde la ACT comenzaría por un Análisis Funcional del paciente, donde se evaluará los procesos que están manteniendo la rigidez psicológica y se analizarán los condicionamientos y conductas perjudiciales.

A diferencia de la Terapia Cognitiva, según la Terapia de Aceptación y Compromiso, no vamos a enseñarle al paciente a controlar los pensamientos, sentimientos… que le están perjudicando y haciéndole sufrir, ya que su sufrimiento viene por centrar su atención en ellos y dejar de lado sus objetivos y valores importantes. Probablemente habrá aplazado o abandonado las áreas fundamentales de su vida para cuando “esté mejor”, o “haya solucionado sus problemas”.

Por ello lo que vamos a tratar es de hacerle ver al paciente que se tiene que volver a centrar en esos aspectos fundamentales, ya que es su abandono lo que le produce el sufrimiento.

Para ello una de las técnicas que se pueden usar es la llamada “Desesperanza creativa”, que se basa en mostrar al paciente cómo sus intentos anteriores por controlar lo que denominan eventos privados (pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones), lo único que han logrado ha sido aumentar su sufrimiento, por lo que se le propone que abandone lo que no le ha funcionado y busque otras opciones diferentes como la que le propone la Terapia de Aceptación y Compromiso. Por ello, no se considera al paciente un enfermo, sino que son sus conductas condicionadas las que le están generando el sufrimiento, y eso es reversible.  A continuación empezaremos a trabajar diferentes aspectos, para que el paciente empiece a ser más flexible, acepte sus emociones y pensamientos y se comprometa con sus objetivos. Todo ello se irá llevando a cabo principalmente de manera experiencial, es decir, mediante ejercicios para que sea el paciente quien experimente lo que ocurre cuando en vez de luchar contra sus pensamientos los acepta y cambia su atención. Se pueden utilizar métodos como las metáforas y los ejemplos para que el paciente pueda transformar su visión de los problemas basándose en experiencias propias pasadas.

Empezaremos por enseñar al paciente la Aceptación, es decir, que no tendremos que tener miedo de sentir las emociones, tanto si son positivas como negativas, ya que son parte de nosotros. Para ello, podemos utilizar la técnica de “Desmantelamiento del pensamiento”. Esta técnica se basa en hacer consciente al paciente de que nuestros pensamientos no somos nosotros, y distanciarnos de ellos para poder reflexionar y centrarnos en nuestros objetivos. Por ejemplo, si ya pienso que tengo miedo a quedarme atrapado en un ascensor, tengo que saber que ese miedo es irracional, y que aunque aparezca en mi cabeza, puedo cambiar y hacerle frente a las emociones que me aparecen.

Otro aspecto fundamental que se deberá trabajar con el paciente, es que sea consciente de sus valores, deberemos ayudarle a reflexionar y a que aclare sus valores reales y sus verdaderos objetivos, y a raíz de esto a que se comprometa a cumplirlos y dedicarles el esfuerzo necesario. Para poder dedicarnos en pleno a ello, es muy importantes que el paciente sepa que tiene que centrarse en el presente, ya que es donde tiene capacidad de control, ya que el pasado y el futuro son incontrolables.