Pautas de crianza
La regulación emocional
La regulación emocional
La regulación emocional es la habilidad que tenemos las personas para gestionar lo que sentimos.
De infantes carecemos de esta habilidad, por tanto, serán nuestros cuidadores los que cumplirán esta labor, y en función de cómo lleven a cabo dicha tarea, nosotros nos regularemos en el futuro.
Enseñar desde pequeños a regularse es una de las condiciones que mayor valor preventivo tienen ante la posibilidad de sufrir numerosos trastornos mentales en el futuro, como por ejemplo la ansiedad.
Técnicas como la relajación guiada, la relajación muscular progresiva, el entrenamiento autógeno, el mindfulness o cualquier tipo de meditación, nos brindan un escudo de gran resistencia para afrontar los problemas futuros.
Es habitual la confusión terminológica entre el control y la regulación.
Mientras que el control sería el intento por evitar sentir emociones desagradables, la regulación consiste en poder sentir las emociones en toda su amplitud. Apoyándonos en nuestra consciencia para mantenerlas dentro de una ventana de tolerancia positiva.
La coregulación es la habilidad para regular emocionalmente a otra persona. En el ámbito de la crianza, será la habilidad que tengan los padres para conseguir tranquilizar y calmar a sus hijos/as.
– Los infantes hasta casi entrada la adolescencia no desarrollan las áreas cerebrales implicadas en el razocinio.
– Esto implica que emplear pautas a través de la razón, ya sea para calmar o castigar, obligando a tomar consciencia de las cosas no tendrá un gran efecto. Lo cual no quita que no debamos educar, precisamente para la construcción de esas áreas frontales.
– La regulación emocional hasta ese momento, tendrá más que ver con el lenguaje no verbal y con el saber estar.
Escuchar
Solamente escuchando o permaneciendo cerca, favorecemos la expresión de las emociones y las validamos. Además de ofrecer comprensión.
Dar seguridad
A menudo nos enfocamos sobre lo que tenemos que decir, sin embargo, la mejor experiencia regulatoria es aquella donde al sentir alguna emoción desagradable, alguien nos transmite seguridad y calma.
Bajar revoluciones
Con nuestra propia activación podemos regular la experiencia emocional del otro, y mediante sincronización emocional acompañarle hacia un estado de mayor calma donde pueda tolerar la experiencia emocional.
Ofrecer soluciones Como educadores es importante ayudar a pensar y fomentar la búsqueda de soluciones. Esta medida no debe ser la primera, debemos enseñar a contener la experiencia emocional para luego poder pensar y buscar soluciones razonables.
La pauta más importante para regular a otra persona es que nosotros estemos regulados. Trabajar sobre nuestra propia inseguridad, angustia, miedo, étc. Para eso debemos tener en cuenta:
– Aprender a separar el mal estar del niño/a con nuestra urgencia o miedo por no saber que hacer.
– Los mejores reguladores son aquellos que simplemente ponen cariño y paciencia, y saben permanecer al lado sin miedo o prisa.
Artículo cortesía de Alejandro Vera, Psicólogo en Madrid. (Grulla Psicología y nutrición)
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