Llegan estas fechas y con ella sus “tradiciones”, empezamos a hacer un repaso del año, analizamos lo que nos ha ido bien, lo que nos podría haber ido mejor, los propósitos que hemos cumplido durante este año y …, muchas veces, llegamos a la conclusión de que no sabemos si los hemos logrado o no (en caso de acordarnos de lo que nos propusimos). Esto nos ocurre porque en su momento no planteamos bien lo que queríamos conseguir durante este año, es decir, cometimos un error a la hora de establecer los objetivos.

Para no volver a caer en el mismo fallo, vamos a darte algunas claves para aprender a establecer objetivos correctamente de una forma muy sencilla.

Lo primero que tenemos que saber es qué queremos conseguir, es decir, una idea más o menos clara de hacia dónde queremos dirigir nuestros esfuerzos a lo largo del año. Podemos empezar pensando a lo grande y en general, para poco a poco, empezar a concretar qué es lo que exactamente vamos a hacer. Podemos ayudarnos de una técnica muy útil y simple para saber cómo definir nuestros objetivos de manera correcta, esta es la técnica SMART.

Esta técnica proviene de un acrónimo en inglés de las características de un buen objetivo formando la palabra “SMART” que podríamos traducirlo del inglés como “inteligente”.

Specific + Measurable + Acttainable + Relevant + Timely.

Específico + Medible + Alcanzable + Relevante + A tiempo.

A continuación, profundizamos en cada uno de las características de un buen objetivo.

• Específico: Un objetivo tiene que ser claro, no puede haber dobles lecturas, ambigüedades, ni generalizaciones. Ha de poder “traducirse” a hechos concretos.
• Medible: Debemos de tener algún tipo de indicador claro que nos informe cuándo hemos alcanzado el objetivo o si nos estamos aproximando a él.
• Alcanzable: Debe de estar dentro de nuestras posibilidades y depender principalmente de nosotros, ya que, si no, difícilmente podremos trabajar para conseguirlo.
• Relevante: Necesitamos estar motivados para lograrlo, por lo que el objetivo ha de ser algo que nos importe y por el cual queramos esforzarnos para conseguir superar el reto que nos supone.
• A tiempo: Tenemos que ponernos una fecha de inicio y fin, esto hará que sepamos el plazo que tenemos y nos ayudará a ponernos en marcha y no ir alargándolo.

Pongamos un ejemplo:

• Objetivo incorrecto: Adelgazar.
• Objetivo correcto: Conseguir bajar al menos 1.5 kg al mes, desde enero hasta final de mayo, con lo que en verano pesaré 7,5 kg menos que ahora (tengo que pesarme ahora y el día 1 de junio).

Para ayudarnos a afrontar un propósito nos será más fácil si tratamos de dividir un objetivo grande en varios objetivos más simples que te ayuden a ir avanzando poco a poco hasta alcanzar el “Gran objetivo”. Por ejemplo, dentro del objetivo anterior, podríamos subdividirlo en:

• Acudir a un dietista profesional antes del 15 de enero y que nos haga un estudio y planifique la nueva rutina.
• Cambiar los hábitos de alimentación de acuerdo a sus recomendaciones.
• Comenzar a hacer ejercicio físico (tendríamos que definir cuál y cuántos días…).
• …

Como última recomendación, te proponemos hacer todo esto por escrito, ya que, si no puede que esto quede en sólo en un buen propósito, pero nunca se lleve a cabo. Escribe tu objetivo (y los sub-objetivos si los tiene) y póntelo en un lugar visible con las fechas en que quieres que ya se haya alcanzado.

Para poder cumplir un objetivo tenemos que empezar por saber cómo definirlo, así que las claves son que sean SMART, dividirlo en sub-objetivos más pequeños, ponerlos por escrito y poco a poco, esforzarnos cada día para ir avanzando hasta conseguir cumplirlos.

Desde Mariva Psicólogos estaremos encantados de poder ayudarte, por lo que puedes contactar con nosotros para ayudarte a afrontar tus nuevos retos.