Una de las bases para que una pareja «funcione» adecuadamente y , a su vez, uno de las mayores dificultades que encontramos es la comunicación en pareja. Puede parecer algo sencillo, sin embargo, mantener una adecuada comunicación en pareja es esencial y complejo en la práctica. Uno de los aspectos clave, en el cuál queremos ayudarte en este post es a evitar que las discusiones vayan a más.
Una discusión no es una batalla donde hay vencedores y vencidos. Este puede parecerte un punto obvio, pero, es el más importante. No esperes ganar, tener razón… ya que no es lo importante. Estáis juntos en esto, sois del mismo equipo.
No debemos tomarnos una discusión como algo personal. Que tu pareja no piense como tú no significa que no le gustes, que tenga problemas más relevantes contigo o que esté en tu contra, simplemente, no estáis de acuerdo.
No elevar el volumen de la voz. Puede ser difícil en momentos de tensión, pero, si elevas el tono, es más probable que tu pareja también lo haga y gritándoos no vais a llegar a buen puerto.
No amenazar, insultar o intimidar. Respeta, es un principio fundamental.
No sacar “trapos sucios” de la otra persona. No decir: “pues mira que tu…” “mira quien fue a hablar…”, “siempre estas igual…”, etc. Céntrate en el problema presente, sino se dispersará el problema, acabaréis sacando a relucir todo en lo que no estáis de acuerdo y no en buscar la solución.
No comentar en ese momento errores, fallos o comportamientos de la otra persona que no nos gustan. Es el peor momento de hacerlo e incrementará la tensión.
No cambiar los temas de discusión. Pues podemos empezar por un tema y pasar por otros muchos. Centrarnos en aquello que estamos hablando.
No tomar decisiones importantes cuando estemos enfadados. No estamos en las mejores condiciones para hacerlo.
Discutir no es intentar por todos los medios convencer a nuestro interlocutor de que poseemos la razón y de que tiene que ceder. Es, sobretodo, fomentar la capacidad de negociar en ese momento sobre los motivos de la discusión si es posible.
Existirán temas de discusión que no tendrán solución, pues puede que se trate de opiniones distintas de un tema, y no nos llevará a ningún sitio estar “dándole vueltas a lo mismo”. Terminar pensando “tu opinas de esta manera y yo de otra, pero no tenemos porque discutir”.
Si la otra persona grita, no contagiarnos de ello.
Tener en cuenta nuestro lenguaje no verbal (mirada, gestos, entonación de voz, etc.) pues son muy importantes en la comunicación, y podemos mostrarnos agresivos sin pretenderlo.
Acabar la discusión si está yendo a más sin solucionarse. Si vemos que se está incrementando la discusión, decir: “Estamos algo nerviosos y es mejor no hablar de esto ahora”
Si la otra persona insiste entonces alejarnos físicamente de ella. Salir de casa, irnos a otra habitación… siempre que se avise y se diga el porque lo hacemos.Recuerda que es mejor esto que decir algo y arrepentirnos de ello. Como el dicho “Prefiero ser dueño de mi silencio que esclavo de mis palabras.
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