Durante el año 2015 he tenido la oportunidad de trabajar en la Comunidad Intrapenitenciaria de «Proyecto Hombre» en la prisión de Picassent (Valencia), experiencia que voy a compartir con vosotros en este post.
Comenzaremos explicando qué es una Comunidad Terapéutica Intrapenitenciaria, se trata de un «Módulo de la prisión destinado a albergar a internos drogodependientes. Se lleva a cabo una acción educativa intensa, para que los internos puedan alcanzar autocontrol, autoestima, confianza, responsabilidad, motivación y la utilización del tiempo libre para encontrar satisfacciones personales y el abandono de conductas adictivas. Se incide en el desarrollo de las áreas dirigidas a la motivación hacia el cambio, el aprendizaje social, enfatizando principalmente la prevención de recaídas, la educación para la salud y la formación y orientación sociolaboral. Los ejes de la intervención son los grupos terapéuticos y el ambiente en el módulo, para estimular y recompensar los avances, que se reflejan en ir adquiriendo mayores niveles de responsabilidad». La LOGP concede una especial atención a todo lo relacionado con sesiones de asesoramiento y terapia, tanto individual como grupal, para internos condenados (art. 66.2 LOGP). Dentro de ese marco el Centro Directivo podrá autorizar la constitución de un grupo en comunidad terapéutica (así lo ha hecho para intervención con drogadictos en Villabona, en Valencia, etc.; y para convivencia mixta hombres y mujeres en Valencia, Aranjuez, etc.). En estas Comunidades se da la autogestión, es decir, que son más autónomas y dependen funcionalmente menos de órganos propios de la prisión.
Para quién nunca haya estado en prisión, comentar que la prisión de Picassent es un macro centro penitenciario dónde se integran diferentes módulos, así, yo he realizado mi función en el Módulo 1, gestionado por «Proyecto Hombre»,y he visitado y conocido dos módulos más, siendo las diferencias entre ellos increíbles. Pongamos como ejemplo que se trata de un país y que cada ciudad es muy diferente. El Módulo 1 es un módulo limpio, con múltiples actividades (de hecho los reclusos y reclusas se quejaban de la cantidad de estas), con varios profesionales y un grupo bastante reducido de reclusos, tiene unas normas de comportamiento y de respeto que han de cumplir si quieren permanecer en este módulo.
Por otra parte, uno de los módulos que pude visitar se aproximaba al funcionamiento del Módulo 1, era uno de los módulos en los que se estaba instaurando el «Módulo de respeto», pero no era totalmente igual ya que la cantidad de personas recluidas era mucho mayor, los profesionales a su cargo muchos menos … y, luego, en el otro extremo, pude conocer un módulo conflictivo en el que no puedes salir al patio con tranquilidad, mientras que, en los dos que os describo anteriormente no hay ningún tipo de problema y muchos de los profesionales charlan con los penados en el patio y demás. Siempre también señalando que en la Comunidad lo principal a tratar es la problemática de la drogadicción, tiene un fin de custodia pero también de tratamiento y terapia.
Lo que más llama la atención es la diferencia entre los diferentes módulos, se da un círculo vicioso. Los reclusos quieren permanecer en los módulos de respeto , aún más en el Módulo 1, ya que no están hacinados, están en dependencias limpias, con actividades, con un tratamiento casi personalizado... entonces, acatan mucho mejor las normas de disciplina, convivencia y respeto, ¿Qué sucede? que entonces en estos módulos no hay, apenas, problemas de comportamiento y se da una mucho mayor posibilidad de reinserción. Quieren permanecer allí, así que, generalmente, se comportan adecuadamente para ello, lo cual, a su vez, genera un clima favorable. ¿Qué sucede en otros módulos? mucho mayor descontrol, gente de todo tipo en un mayor número, más hacinamiento, menos profesionales, menos posibilidades de tratamiento… menos posibilidades de reinserción y reeducación.
Personas procedentes de otros módulos cambiaban totalmente su conducta a mejor al entrar en el Módulo de Proyecto Hombre, y viceversa, si eran expulsados y regresaban a algún módulo más conflictivo, aumentaba mucho la probabilidad de que empeorara su conducta,actitud y pronóstico.
Esto nos lleva a plantearnos la gran influencia del círculo social, del entorno, de las condiciones ambientales, en nuestra conducta e incluso personalidad y a mi, personalmente, me hizo reflexionar sobre la necesidad e importancia de espacios dónde sea posible el tratamiento y las segundas oportunidades a aquellos que desean cambiar.
Os seguiré contando más acerca de esta experiencia en próximos posts.
Recomendaciones Mundo Psicólogos
Otras páginas de interés
Contacto
+34 644 523 429 | Llamadas y WhatsApp
info@marivapsicologosvalencia.es
Lunes a viernes: Imprescindible cita previa.