La respuesta es una palabra: EMPATÍA
Como todos sabemos, la empatía es la capacidad que tiene el ser humano de ponerse en el lugar del otro, de sentir como el otro. No todos tenemos la empatía desarrollada del mismo modo, igual que somos diferentes en la intensidad de las emociones.(Hay quién carece de empatía, los llamados psicópatas).
La empatía es algo de lo que disponemos gracias a las llamadas neuronas espejo. Si comes, bebes, andas… tus neuronas se activan y se conectan , pero las neuronas espejo, además, se encienden sólo con ver a los demás hacer cualquier cosa y nos hacen sentir lo que ellos sienten. Gracias a ellas podemos sentir empatía, y también simpatía, compasión, colaboración, culpabilidad… La empatía es clave para la evolución humana, la empatía nos prepara para vivir conectados e incluso para cuidar de nuestra especie, pongamos como ejemplo la madre que abre la boca de forma inconsciente para que su hijo haga lo mismo y coma la papilla que le está dando.
¿Por qué sentimos más un dolor de alguien cercano? ¿Es hipocresía? ¿Es signo de ser mala persona? NO, es algo natural, ya que la empatía se siente mucho más fácilmente por quienes se parecen más a nosotros o con quien estamos conectados de algún modo. Ello explica que a veces alguien a quién no conocemos nos caiga bien si nos recuerda a alguien familiar, si incluso se parece a nosotros, si viste como nosotros… pero si la empatía la sintiéramos de igual modo con todo el mundo, viviríamos en un continuo sinfín de emociones imposible de asimilar por ninguna persona, si sintiéramos el mismo dolor por la muerte de un vecino que por la de alguien a quién no conocemos, no podríamos vivir día tras día felizmente.
Hemos visto como la sociedad española se ha volcado con los franceses debido a los últimos atentados, mostrando su dolor en redes sociales y demás, y parte de la sociedad ha criticado estos actos reflexionando sobre el por qué de estas muestras cuándo hay muchos más atentados, muchas guerras abiertas actualmente y mucho dolor especialmente entre los más desfavorecidos. Es una crítica lícita pero, se ha de saber, que es absolutamente normal y humano sentir dolor por los atentados en un país vecino, en el que la mayoría de nosotros hemos estado, en el que es muy probable que haya gente que conocemos y/o española, en el que se ha asesinado a gente en la que podemos ver características con las que sentirnos identificados como la edad, la forma de divertirse e incluso la clase social, la vestimenta… puede parecer mezquino e hipócrita pero es algo natural, tendemos a pensar «podría haber sido yo» y la emoción nos llega de un modo más directo e intenso.Ello no quiere decir que no sintamos y repudiemos otras muertes y otro sufrimiento, pero no todos nos llegan igual, no todos nos afectan igual, es humano y esencial para la supervivencia.
De igual modo, no podemos olvidar que todo acto de manifestación contra la violencia o contra actos que atenten contra la dignidad de cualquier ser vivo, son actos de solidaridad, y con el argumento de «bueno, pero de eso hay más», no podríamos defender nada, no podríamos criticar la tortura de un animal porque casos como ese hay muchos, no podríamos culpar la violencia hacia una mujer porque de esos hay cientos de casos, etc. Todo ello no quita que hemos de ser conscientes de que los medios de comunicación no muestran siempre toda la verdad ni todo lo que sucede en el mundo y que es cierto que han dedicado mucho espacio a los atentados de París y poco o nada a otros sucesos y ello también predispone a la empatía (cuánto más tiempo observamos algo más fácil es sentir empatía, con noticias breves aunque estas sean brutales, al ser humano no le da tiempo a empatizar), que vivimos bajo cierta manipulación puesto que no estamos bien informados de lo que sucede y que el dolor es dolor en un país vecino o a miles de kilómetros, la violencia es igual de mala e injusta se de dónde se de y que el «ojo por ojo» no es nunca una solución.
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