Todos tenemos miedo a algo, pero no tenemos por qué tener fobias. Por ello, nos surge la duda de qué diferencia una fobia de un miedo. Podemos empezar definiendo el miedo como “angustia por un riesgo o daño real o imaginario” o como “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. El miedo por sí mismo no es malo ni mucho menos, tiene una función adaptativa muy importante. Desde el origen de nuestra especie, ha evitado que corramos riesgos innecesarios y nos ha alejado de los peligros y las amenazas para que sobrevivamos como especie.
Una de las diferencias entre un miedo y una fobia es que el miedo tiene una base real y se siente por algo o que está pasando ahora o que puede pasarte próximamente, mientras que la fobia no tiene por qué cumplir estos requisitos. Otra diferencia es la intensidad, ya que la fobia se experimenta con una sensación mucho más desagradable y la principal discrepancia es que, mientras que el miedo cumple una función adaptativa, la de protección, la fobia no tiene ninguna finalidad ni es útil para la supervivencia del ser humano.
Tipos de fobias
Simples: Son aquellas en las que el temor se siente acerca de un objeto o situación concreta, por ejemplo, encontramos fobias a animales concretos, a viajar en avión, a permanecer en espacios cerrados…
Generalizadas: Se trata de un temor generalizado y que se manifiesta en múltiples situaciones, por ejemplo, una fobia social generalizada en la que quién lo sufre teme hablar en público, dar su opinión, expresar una queja, etc.
La fobia más común por excelencia es la agorafobia ya que suele acompañar a algún tipo de trastorno de ansiedad. La agorafobia no es únicamente miedo a los espacios abiertos, también puede aparecer en espacios cerrados como transporte público, o en medio de una multitud, o simplemente estar fuera de casa sólo o sin alguien de confianza. La persona, además, tiende a evitar estas situaciones ya que le generan un malestar desproporcionado al peligro real y esto acaba afectando a su vida normal. En general, podemos definirla como el miedo y evitación a lugares públicos y a experimentar síntomas de ansiedad o pánico en ellos.
Fobia social: Se trata de la experimentación de pánico en situaciones de interacción con otras personas, especialmente en aquellas en las que te sientes evaluado.
Claustrofobia: Entendemos por claustrofobia al miedo extremo por permanecer en sitios cerrados o en aquellos en los que creemos que es difícil salir.
Insectos: Se trata de una fobia específica muy común, por ejemplo, la fobia a las cucarachas.
Hipocondría: Miedo exacerbado a padecer alguna enfermedad.
¿Qué hacer para superar estas fobias?
Las fobias pueden llevar a que la persona tienda a evitar ciertas situaciones, a que le genere un malestar muy intenso y a que perjudique su vida cotidiana, por ello, no hay que confundirlas con el miedo y si percibimos que nos genera un malestar considerable y que nos limita en cierto sentido, hay que ponerse en manos de un especialista para que juntos, se establezca el plan de tratamiento más idóneo.
Otras fobias que hemos visto en consulta
Fagofobia: Miedo intenso a atragantarse comiendo.
Amaxofobia: Temor hacia la conducción.
Fobias de impulsión: Miedo a volverse loco y a perder el control sobre uno mismo.
Aerofobia: El miedo intenso a volar puede hacer que la persona evite cualquier tipo de viaje, e incluso, que no vea películas, fotos etc en los que haya aviones.
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