Hoy, domingo día 24 de Mayo, es día de elecciones municipales y autonómicas, todos salimos (o todos deberíamos salir), a votar entre las opciones políticas que se nos presentan. ¿Cómo tomamos estas decisiones?
Influye la parte más racional del cerebro, barajamos las opciones disponibles, vemos cuál pensamos que nos puede ser más beneficiosa o que se acerca más a aquello que deseamos que ocurra, por lo tanto, entra en juego la meta de cada cuál ,que puede ser (y es) muy diferente, desde querer votar a alguien que defienda los derechos de los animales a alguien que proporcione ayuda económica a empresarios. Una vez ponderamos que posibilidad se aproxima más a nuestro/s objetivo/s vemos qué medidas tomaría para hacerlo y valoramos también estas así como sus consecuencias, según su viabilidad, su posibilidad de ganar… Esta sería de forma muy resumida la parte más racional que influye en la toma de decisiones, que se da de forma más automatizada y rápida puesto que, seguramente por desgracia, no solemos dotar a esta reflexión de demasiado tiempo.
Pero, además, influyen mucho otros aspectos, como los valores y la ideología, estos valores ya han marcado mucho tus objetivos y metas de los que hablábamos y la forma de conseguirlos. Los valores y la ideología es algo que se va creando a lo largo de toda la vida humana y genera unos mapas mentales, una determinada forma de pensar, por lo que nunca somos verdaderamente objetivos y somos muy diferentes entre nosotros. Una característica esencial es la plasticidad mental, la capacidad de cambiar, lo que llamaríamos en términos más comunes, «ser más abierto de mente, más abierto al cambio», los hay que no tienen fomentada esta característica y votan siempre al mismo partido sea cuál sea su objetivo, aunque este haya cambiado, aunque las consecuencias no sean beneficiosas … casi como si fuera cuestión de ser de un equipo de fútbol al que siempre hay que apoyar. Además, en general, cuándo tomamos una decisión no nos agrada tener que cambiarla, ya hemos hecho en nuestra mente todo el proceso de toma de decisiones, hemos justificado esta conforme a nuestros valores e ideología y cambiar significa un trabajo más laborioso para nuestro cerebro, cómo volver a abrir un nuevo camino , así que somos más tendentes a seguir por el camino que ya nos hemos abierto; en el otro extremo, tendríamos a aquellos que tienen esa capacidad de poder ir cambiando de decisiones y elecciones según sus metas.
Muchos otros aspectos influyen, como la credibilidad que nos ofrezcan los diferentes partidos políticos y sus líderes, algo
que todos ellos intentan trabajar ya que es fundamental para el voto; la empatía, si los sentimos cercanos, si los vemos más próximos a nosotros o muy distantes (influirá tanto su ropa, estética, colores, forma de hablar, sus logos…) así cómo si creemos que pueden o no ponerse en nuestro lugar; el desengaño político; la frustración e incluso el odio puede mover al voto, el cómo seamos de influenciables cada uno de nosotros así como la capacidad de liderazgo y de influir que tenga el líder político…. como vemos es un proceso complejo en el que no sólo participa la razón, sino los valores, las prioridades de cada cúal, la forma de pensar particular, la emoción… Un ejercicio interesante sería parar a pensar qué es lo que condiciona tu voto puede que a simple vista sólo sea un motivo pero si de verdad lo reflexionásemos verías cómo hay muchos factores que hacen que te inclines por uno u otro partido o incluso por ninguno.
Felices votaciones y pase lo que pase… que todo sea para mejor.
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